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domingo, 30 de septiembre de 2012

La cúspide del deporte anónimo


No son anónimos. Pero casi. Como en la sociedad, en el deporte también coexisten distintos peldaños y en muchos casos vienen determinados de igual modo por el poder económico. Ellos se hallan en el rango más bajo de esa pirámide, lejos del mundanal ruido de las altas esferas de la popularidad. Mientras todos los focos mediáticos deslumbran a las estrellas del fútbol, ellos son los que se esfuerzan día tras día para brillar con luz propia, pero sin embargo, el planeta balompié les eclipsa. Así, sin permitirse lujos más que los necesarios para brindar a su cuerpo el cuidado básico, detrás de la sonrirsa lampante que se dibuja en su cara cada vez que saborean las mieles del éxito, se esconde una vida repleta de sacrificios y dureza para que su rostro sea objetivo de las cámaras. Un rostro que sale en cuestión de días del anonimato para después volver a ponerse la máscara del desconocido, con la que se mueven sin hacer apenas ruido entre las multitudes, como si fueran uno más. A la práctica lo son. La competición es exigente y cruel y sin resultados no hay garantía posible de cubrir las necesidades, por básicas que sean. Tampoco te asegura el futuro. Dista mucho del deporte rey, en el que basta vivir de las rentas de la federación o aportar tu experiencia en televisión. La solución es clara: compaginar el deporte con los estudios para labrarse un porvenir . Como un joven normal, como todo ciudadano en nuestros días. Por semejanza y cercanía, ellos deberían ser nuestros verdaderos ídolos, nuestros verdaderos representantes en el deporte.

A menudo son maltratados. Triturados mediáticamente. Los medios  de este país son tan oportunistas, tan carroñeros, que aprovechan cualquier escándalo con tal de copar páginas y páginas y captar audiencia, aunque jamás hayan escrito una sola noticia sobre ellos. Incurren en el delito de violar el ‘’aquello que llama la atención no es lo importante’’, una de las máximas del periodismo. Recientemente el caso del equipo de natación sincronizada lo ejemplifica a la perfección, no hay que remontarse a tiempos inmemoriales. Este es el escenario en el que actúan los protagonistas del drama de los llamados deportes minoritarios, un término tan a menudo mal empleado por muchos de los profesionales de la comunicación. Naturalmente hay muchos que podemos incluir dentro de esa palabra, pero es un crimen hacerlo con el atletismo y la natación, los reyes de las Olimpiadas.

Si se lo proponen, los medios tienen a su alcance infinidad de recursos para manipular a las masas, no obstante quien tiene la información tiene el poder. Tanto es así que los cuatro periódicos deportivos de España emprenden a diario una guerra dialéctica en la que se proclama vencedor el que peor parado deja al rival, llámese Barça o Madrid. A la vez ejercen de focos de infección que contagian a la sociedad el virus de la futbolitis, el causante de que nos ríamos ante la posibilidad de acoger los Juegos de 2020 en Madrid viendo nuestras bajas prestaciones cada cuatro años. Pecamos de jactancia cada vez que un español logra un éxito porque, dejándonos guiar casi con los ojos cerrados por la prensa, nos consideramos una potencia deportiva a nivel mundial, confundiendo la velocidad con el tocino. Atravesar por el periodo de mayor gloria de nuestro deporte no implica necesariamente ser un referente. Nos olvidamos de que lo que verdaderamente calibra la salud deportiva son los Juegos Olímpicos, y, al llegar los mismos, nos damos cuenta de la mentira sobre la que está edificada nuestra cultura deportiva, sustentada por el fútbol y poco más.

Uno de esos que llevan el invisible distintivo de deportista anónimo es Joel González,  el nombre que más ha sonado últimamentre tras ser uno de los pocos en hacer sonar el himno español en Londres. Pese a estar ante la posibilidad de convertirse en una leyenda del taekwondo con todo lo que ha ganado a sus 23 años, en el catalán se reproduce ese prototipo de deportista del que hablamos. Es la definición del éxito pero eso no quita que sus estudios de Criminología en la Universidad Autónoma de Barcelona y de ADE a distancia ocupen un espacio importante en la vida del de Figueres. Su favoritismo al oro olímpico era justificado por su condición de campeón europeo y mundial,  logros que jamás fueron destacados con el revuelo que merecían por los medios o que quizá se situaron en un rinconcito del periódico. Hasta que no se erigió en héroe español en los Juegos, la prensa no se hizo eco de su persona y en consecuencia empezó a ganar fama de forma exponencial. Algo muy triste.

El taekwondo es el modelo a seguir por los deportes minoritarios. Tres representantes en Londres, tres medallas, a pesar de ser una de las muchas víctimas de la futbolitis. En este caso, como dijo Juan Antonio Ramos en su carta de retirada, ‘’existe el taekwondo y los demás deportes’’.

El recorte del 40% en deporte anunciado por el Gobierno no augura un mejor futuro para ellos. Como en otros países, la solución pasa por el patrocinio privado, pero en unos tiempos de crisis y la poca colaboración que ofrece una prensa enferma con el fútbol, se antoja harto complicado. Pero acostumbrados a tantos, tratarán de sortear un nuevo obstáculo que se les presenta en la larga escalada hacia la cima de la gloria olímpica. Al fin y al cabo son unos expertos en eso, en aprender a bailar bajo la lluvia sin esperar a que pase la tormenta.

Así soy yo


Con el mismo orgullo que siento de ser catalán, proclamo que corre sangre extremeña por mis venas. La satisfacción no es distinta cuando grito a los cuatro vientos que nací para vivir por y para el deporte, aunque empecé a disfrutarlo a la tardía edad de ocho años, cuando mi hermano no tuvo otra ocurrencia que inculcarme su amor por el deporte. El resultado fue inmejorable y diez años después aquí estoy, empezando la carrera de Periodismo para dar el primer paso hacia mi sueño de hacer de mi pasión mi pan de cada día.

Y es que el deporte no sólo nos hace gozar, no sólo nos hace olvidar a veces de nuestros problemas de la vida cotidiana, también es un escaparate donde están expuestos los valores que deben moldear una sociedad: esfuerzo, sacrificio, humildad, compañerismo, espíritu de superación...un sinfín de virtudes.

Pero este blog es distinto. Muchas veces hablamos del conjunto del público que vive el deporte, a la par que olvidamos que, sin ellos, sin esos fieles aficionados, el deporte no se hallaría en la cúspide de la popularidad. También en muchos de ellos se respira la figura del deportista anónimo, ese que osa practicarlo a imagen y semejanza de sus ídolos, que aunque no viva de él, sí lo practica con la misma ilusión. Ojalá esta bitácora, cimentada en el aficionado, se pueda convertir en un homenaje para el ciudadano de a pie, con el que descubrirás mundos que te atraparán. Sin saberlo, tu puedes ser el protagonista de ellos, el próximo en ser noticia en este espacio.

Espero que esta página sea de tu agrado, que vibres como lo hiciste con la patada de Joel González en la final olímpica, que te emociones como cuando lloraste al celebrar el gol de Iniesta, que sueñes como cada vez que lo haces cuando te propones alcanzar esa meta. Espero, en definitiva, conquistarte.